¿Soy capaz de transmitir lo que intento? Por entonces la conocí, años ochenta, en su casa y caja de Conde Duque, pasaba por aquí, pasábamos por aquí, y hasta la hora prima del alba, el primer pájaro, el regador primero, la “insegura claridad” del amanecer, en una constante denotación ¿del tiempo?, ¿la vida?, de lo uno y lo otro, de no se sabe –bien– qué, como sucediera en aquel intenso diálogovelatorio del bellísimo heterónimo imaginado por Fernando Pessoa, El marinero, que evocaste en una soberbia caja o casa, Almudena.
Miguel Logroño, Madrid 2006